- agosto de 2010Pilar Nachón
Al llegar a Moscú nada impresiona más que sus imponentes edificios, testigos del tiempo. Sus viejas fachadas nos hablan de una ciudad cargada de historia y de transición, la del comunismo al capitalismo, ya imparable.Por las calles de la metrópoli moscovita transitan miles de lujosos vehículos que rápido acostumbran a nuestra retina al lujo y a la ostentación. La personalidad rigurosa, seria y a veces tajante de los rusos, contrasta con las tardes en las que, dispuestos a relajarse, el espíritu…Ver el programa